"El viajero reconoce lo poco que es suyo descubriendo lo mucho que no ha tenido ni tendrá"
(Italo Calvino - Las ciudades invisibles)
Andreas Bitesnich, nacido en Viena en 1964, es un fotógrafo autodidacta condición esta que no le ha impedido convertirse en uno de los profesionales más reconocidos por su virtuosismo técnico en el panorama actual gracias, dicen los que le conocen, a una verdadera pasión por su trabajo. Esta pasión le llevó a abandonar su empleo como comerciante en 1989 para dedicarse por completo a la fotografía. Desde entonces se ha especializado en el campo de la moda y el retrato del cuerpo humano, su trabajo aparece regularmente en revistas especializadas y sus libros sobre desnudos, en los que sin duda planea la sombra alargada de Mapplethorpe, le han convertido en uno de los especialistas en este campo más prestigiosos del momento.
Pero es su otra pasión, viajar, la que nos ocupa en este momento. Bitesnich según él mismo declara comenzó a extender su horizonte creativo en sus viajes profesionales para el mundo de la moda, cuando al finalizar las sesiones salía del hotel cámara en mano para intentar capturar un mundo que le era del todo ajeno. Así, como dice Calvino, Bitesnich se reconoce frente al espejo de los otros e inicia una serie de viajes que va recogiendo en sus libros de fotografía. Sin embargo en su mochila de viaje siguen acompañandole su obsesión por la belleza formal, perfeccionismo técnico y espiritu romántico.
La obra de Bitesnich se mueve en clave baja, que es una forma de decir que sus imágenes, ricas en grises densos y profundos negros se tornan pictóricas, en ocasiones casi tenebristas, impactando al ojo y al espiritu a un tiempo por el misterio que transmiten. Vaya por delante que Travel no me parece un libro redondo por su irregularidad pues contiene, a mi juicio, junto a tomas de gran valor otras que más allá de su perfección compositiva y estilistica se nos antojan un tanto superficiales y manidas, tal vez por un exceso de esteticismo. Está claro que Bitesnich es un romántico que afronta el viaje con el mismo espíritu con que Lord Byron o William Turner hicieran en su momento y que como estos es incapaz de apostatar de su adoración por lo bello, hecho este que en el panorama del arte actual supone sin duda una limitación. Sin embargo el libro recoge algunas imágenes realmente excepcionales, de esas que tras pasar el filtro de nuestra retina quedan almacenadas para siempre en nuestra mente y, lo que es aún más dificil, en nuestro corazón . No se puede pedir más.
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Cambodia 1999 |
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Floating market. Thailand 1999. |
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Cambodia 1999 |
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Cambodia 1999 |
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Lisbon 1998 |
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Cambodia 1999 |
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Cuba 1999 |
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104 years old woman. Egypt 1996. |