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Mientras la patria espera... |
"Como para todos los porteños, para mí la Argentina era entonces poco más que Buenos Aires y el campo circundante, alguna playa como Mar del Plata y algunas sierras como las de Córdoba. O sea que, desde un punto de vista geográfico, los 2.776.889 km cuadrádos de ese pais me eran prácticamente ignotos. Fue gracias a la insistencia de Nicole, mi mujer, como, haciendo de tripas corazón, vencí mi reluctancia en agosto de 1971 y, en compañía de un par de amigos, Cuca y César, nos lanzamos los cuatro, yo con dos viejas Leicas, a descubrir, en la medida de lo posible, mi pais natal..."
Así nos explica Mario Muchnik el comienzo de su peculiar periplo, un particular viaje interior que le llevó hace ya cuatro décadas a recorrer su propio pais más allá de los limites de la gran capital que todo lo fagocita. Y así cámara en mano nos deja el testimonio gráfico del asombro perplejo que comprende las variadas y contradictorias emociones que se reflejan en el libro. Y es que este libro es un fascinante caleidoscopio, una deliciosa máquina del tiempo que nos permite recrearnos en un mundo que los que nunca conocimos intuimos irremisiblemente perdído... gauchos, ganaderos, militares, señoritos terratenientes, niñas callejeras descalzas, niñas a la puerta de la escuela, lecherías, laburadores del mercado de Abastos... todos desfilan y posan ante la mirada de Muchnik con la naturalidad y el orgullo propio de saberse inmortalizados por el cliché, ese orgullo que hace tiempo se ha perdido por mor de la desconfianza y recelo, cuando no hostilidad, que despierta hoy en día un extraño con una máquina fotográfica. Pero en 1971 la sociedad era muy diferente y seguir la estela de Cartier-Bresson, Leica en mano por las calles y caminos del propio país, era aún posible. El resultado de la aventura es en cualquier caso fascinante: las imágenes de Muchnik nos impactan y nos conmueven por su sinceridad directa, su falta de artificio y su eficacia en el arte de captar el instante vivo y fugaz con un magnifico, realmente magnifico blanco y negro que es como un bálsamo para el espíritu. Realmente es este un precioso libro que recomiendo sin dudar a quién lea estas líneas. Don Mario Muchnik no se dedica a la fotografía, o al menos no principalmente. Profesor de física y prestigioso editor, los que amamos sin reservas esta disciplina que como ninguna otra aúna el arte con la propia visión del otro debemos agradecerle que encuentre también tiempo para darle vida a sus "viejas Leicas".
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P'al pueblo. |
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Mirálo de arriba abajo, lo gane con mi trabajo. |
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Los muchachos del Abasto |
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En una recta infinita. |
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