domingo, 27 de enero de 2013

Susanna Majuri. Agua mágica.


«El agua es color. Resplandor y profundo color verde oscuro. Mi reto es
ver la realidad desde una perspectiva no tradicional. Cuando estoy disparando
fotos, tengo el presentimiento de que algo extraño está a punto de suceder...
Lo que quiero es narrar sentimientos como en las novelas. El lector de las imágenes
tiene la oportunidad de arreglarselas con sus pérdidas y sus hallazgos...
Yo sigo la lógica de los colores cuando combino lugares, personas y objetos.
La cualidad más importante de la fotografía es  su capacidad de evocar emociones.»
Susanna Majuri. 



Susanna Majuri (1978, Helsinki) es una joven fotógrafa finlandesa perteneciente a la Escuela de Helsinki, que se está dando a conocer en el resto del mundo gracias a la labor de la Taik Gallery, una importante galería de arte de Helsinki que aglutina lo mejor de la fotografía finlandesa contemporánea.
Susanna es una rara avis dentro de su entorno, ya que la fotografía finlandesa se caracteriza por su enfoque fuertemente conceptual, en tanto que la obra de Majuri se acerca mucho más al realismo mágico y rápidamente se detecta en ella una fuerte intención narrativa, que ella misma declara en la web de la Helsinki School (de donde he seleccionado la declaración que encabeza este post). Por otra parte su uso del color y la composición determina la estética de su trabajo y con ello obtiene un estilo personal muy reconocible. Navega por un muy particular mundo de sueños y fantasías, donde le gusta crear imágenes de situaciones irreales y fuertemente sugerentes, que nos plantean como espectadores parte de una historia que nosotros mismos debemos imaginar. Por eso Majuri declara que prefiere la imagen fija a la narración cinematográfica, ya que el contenido fuertemente onírico de sus piezas se basa en la irresistible capacidad de atracción que tienen para la mayoría de nosotros los enigmas, o dicho de otra forma, lo incompleto. La imagen del bellísimo cuadro del prerafaelita John Everett Millais de Ofelia, flotando ahogada en las aguas de la corriente tras suicidarse, tiene el inmediato referente de la obra de Shakespeare y nos remite al final de una trágica historia. Sin embargo cuando contemplamos una de estas fotografías nunca sabremos si estamos ante un bello principio o un triste final, lo que nos obliga a entornar los ojos y comenzar a imaginar... ¿Qué hace esa chica vestida de rojo que se adentra en las frías aguas de un mar calmo y sembrado de algas? ¿Va a suicidarse dando fin  a una  triste historia o por el contrario se dirige a una mágica renovación en un mundo acuático y mítico? Nunca lo sabremos, ustedes eligen, y de ahí lo mejor de su encanto. Por todo ello, dentro del particular género de fotografía subacuática que actualmente tanto prolifera por la red, y que explota sistemáticamente el envolvente e irresistible atractivo visual de lo ingrávido y lo cromáticamente armonioso, me ha parecido que la obra de esta finlandesa contiene un importante plus que la diferencia más allá del resto, razón por la cual deberíamos estar atentos a su evolución. Un saludo. 

















© Susanna Majuri



John Everett Millais. Ofelia, 1852. Tate Gallery.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

“Leer imágenes…” Magnífico.
Me encantan las imágenes que me cuentan historias. Las malas fotografías son mudas.
Me he acordado, Jesús, cuando has comentado lo de la moda de las fotografías subacuáticas de otra artista, esta vez australiana y no fotógrafa sino pintora, que también ha encontrado en el agua una fuente de inspiración permanente. Su nombre es Martine Emdur.
A mí, particularmente, esas imágenes de cuerpos sumergidos me crean cierto desasosiego. Una inquietud de peligro que se aproxima sin que podamos advertirlo.
¡Qué curiosa tu referencia a Ofelia! Desde hace muchos años tengo en una de las paredes de mi ratonera una reproducción de esa pintura de Millais: ese rostro bellísimo que idealiza la muerte, con sus ojos azules entreabiertos, sus labios morados entreabiertos, sus delicadas manos entreabiertas…el vestido salpicado de anémonas… Tuve la suerte de ver este cuadro en Madrid hace unos años (quizá tú también), en una exposición de prerrafaelitas y de verdad, es casi imposible poder apartar la vista de él. Tal es su belleza y su magnetismo.

Gracias por seguir enseñándonos fotografías, profesor.

Dixie.

Jesus Risueño dijo...

Pues sí yo vi ese cuadro expuesto creo que en el Reina Sofía y me impresionó muchísimo, la pintura de Millais es hermosa ya en las reproducciones pero al natural gana mucho más. Además la historia de la modelo y cómo se pintó el cuadro es muy interesante, si no la conoces te animo a que investigues...
La australiana que tu dices es pintora, debe sacar fotografías y copiarlas al óleo, hay ejemplos mejores en esto de la fotografía subacuática, aunque a mí es una moda que me cansa un poco. Tal vez más adelante haga un post sobre el tema.
Ciao Dixie, gracias por tu fidelidad al blog y, como siempre, mis respetos a Pixie :)