Este verano nos ha visitado en Coruña una joven hada de cara triste que tarde tras tarde llenaba la Calle Real con su magia en forma de maravillosas pompas de jabón. El ritmo lento de la música de Leonard Cohen y los cadenciosos movimientos coreográficos contrastaban diametralmente con la algarabía de la chiquillada feliz que inmune a la mortal cadencia del cantautor canadiense se agitaba frenética con tal de estallar las increíblemente bellas burbujas. Todo un espectáculo, si bien la mayor parte de los adultos que no eran frenados por los más pequeños seguían su camino tras ladear momentáneamente la cabeza y esbozar, en el mejor de los casos, una sonrisa. Qué lástima que con los años perdamos de tal forma nuestra capacidad de sorprendernos e ilusionarnos con las cosas más pequeñas o efímeras, que en ocasiones también son las más bellas. Aunque estas burbujas de pequeñas tenían poco... En fin, quien sabe, tal vez pensando en todo esto la bella hada se congeló en una expresión así de triste. O tal vez a pesar de su juventud ya adivina que como las pompas el tiempo y las ilusiones se nos escapan entre los dedos cuando parece que por fin vamos a atraparlos... En cualquier caso cambiar la música de Mr. Cohen también hubiera ayudado. Creo yo.
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