domingo, 6 de mayo de 2012

Un disparo #12. De repente, un instante.


Tarde de tormenta. El cielo está tan oscuro que parece ya noche cerrada. Ha  parado de llover y a solo un paso de la ciudad me encuentro solo frente a un oceano inmenso con la única compañía de cientos de gaviotas que vuelan silenciosas sobre mi cabeza. Al fondo sigue cayendo la mundial sobre las Islas Sisargas (sobre el horizonte a la izquierda) mientras un viento tan helado que congela mis dedos sobre el disparador barre la costa. No hay luz suficiente así que estoy a punto de irme cuando de repente se produce el instante mágico. De la nada se abre una tremenda brecha en el cielo y al fondo el mar toma vida con una deslumbrante luz plateada, parece más un increible claro de luna que un atardecer. Las gaviotas rompen su silencio y una ensordecedora sinfonía acompaña a la luz. De repente un instante, de repente la felicidad.

Monte de San Pedro, La Coruña. Jesus Risueño 2012.

2 comentarios:

Mara dijo...

De repente, en un instante, soy capaz de trasladarme a ese momento de repentina felicidad, tan increíblemente bien descrito. De repente, en mi imaginación, oígo chillar a las gaviotas y el agua cobra movimiento para enfundarse la enagua de plata que le regala el cielo tan inesperadamente. De repente, Jesús, al haber atrapado ese instante con tu cámara, has conseguido que aquel milagro se produzca dos veces. Y en la segunda, yo he estado presente. Muchas gracias. Mara.

Jesus Risueño dijo...

Delicioso comentario Mara, un millón de gracias. Esta fotografía siempre me ha gustado especialmente porque me trae el recuerdo de como los momentos mas bellos se pueden presentar en cualquier instante, súbitamente y sin aviso previo... así que tenemos que estar siempre ojo avizor o corremos el riesgo de perdernoslos. Ahora me gusta aún más porque sé que al menos ha sido capaz de transmitir esta emoción o al menos parte de ella a alguien más. En definitiva de eso se trata cuando disparamos la cámara. Un saludo.