domingo, 3 de julio de 2016

William Eggleston, la rebelión del color.

© William Eggleston
"Yo solo hago una fotografía de una cosa. Literalmente. Nunca dos. Así, después de sacar esa imagen la siguiente está esperando en algún otro sitio... Se puede hacer una buena fotografía de cualquier cosa. Y una mala también"
William Eggleston


William Eggleston es una de las figuras clave en la evolución y reconocimento artístico de la fotografía en color. Nacido en Memphis, Tennessee, el 27 de julio de 1939, pasó los primeros años de su vida en el estado de Mississippi interesandose en un principio por la electrónica, el arte y la música. Tras cursar la secundaria en la Webb School de Tennessee que impartía una enseñanza tradicional, en la que las actividades artísticas ocupaban una posición muy residual, ingresa en la Universidad de Vanderbilt. Allí se decide por la fotografía y se compra su primera cámara empezando a trabajar en blanco y negro. Luego sigue sus estudios universitarios en la Universidad de Mississippi en Oxford, Estados Unidos.

Egglestone realiza sus primeros trabajos muy influidos en un principio por maestros como Henri Cartier-Bresson, Robert Frank y Walker Evans, haciendo fotografía solo en blanco y negro. Hasta que por 1965 se decide a experimentar con la fotografía a color y lo hace aproximándose a las escenas y situaciones de la vida real con un enfoque radicalmente novedoso, ajeno a los prejuicios artísticos de la época. Inicialmente su obra pasa desapercibida hasta que en 1969 John Szarkowski la descubre y queda tan impresionado que le sugiere al comité fotográfico del Museo de Arte Moderno de Nueva York que adquiera algunas de sus fotografías. Será en el mismo MOMA donde en 1976 se realice una exposición monográfica con 75 de sus fotografías que alcanzó una gran repercusión y generaría también una notable controversia, debido sin duda al novedoso y aparentemente anárquico planteamiento de la obra de Eggleston. Gracias a esto conoció a Viva, Janet Susan Mary Hoffmann, una de las estrellas de la entonces rutilante galaxia de Andy Wharhol, con quien mantuvo una larga relación. Así se introduce en los ambientes del pop-art y difunde su teoría llamada Democratic Camera, según la cual cualquier cosa, por banal que nos pueda parecer, puede quedar perfectamente representada por la óptica de una cámara. Una idea por aquel entonces nueva y arriesgada que Szarkowski defendería en el catálogo de la exposición con estas palabras: "Eggleston … shows us pictures of aunts and cousins and friends, of houses in the neighborhood and in neighboring neighborhoods, of local streets and side roads, local strangers, odd souvenirs, all of this appearing not at all as it might in a social document, but as it might in a diary, where the important meanings would be not public and general but private and esoteric." ("Egglestone... nos muestra imágenes de tíos, primos y amigos, de casas en el vecindario y vecindarios próximos, de calles locales y carreteras secundarias, souvenirs extraños, todos ellos aparecen no como podrían hacerlo en un documento social sino como en un diario, donde los significados importantes no son públicos y generales sino privados y secretos")

En cualquier caso la "democrática" filosofía visual de Egglestone, que nos recuerda en gran medida la moderna máxima de que en el caos no existe el error, se ha consolidado a lo largo de las últimas décadas como una de las claves en la evolución de la fotografía contemporánea, no sólo en el tratamiento del color como señalan todas las reseñas que de su obra se hacen, sino también y no menos importante, en un nuevo enfoque de la semántica visual, abordando los significados de las imágenes propuestas con una radical modernidad que ha calado y está presente en la obra de muchos de los mejores fotógrafos contemporáneos. Dicho de otra forma, Egglestone revolucionó el campo de la fotografía en color pero su innovación, al igual que en el caso de Meyerowitz al que dedicábamos el anterior post, no se queda solo en esto sino que es más profunda, hasta el punto de que su filosofía está entre las esencias más enraizadas de la ideología del arte contemporáneo.

Como siempre, les dejo una más que nunca democrática (por no decir aleatoria) selección que espero que disfruten de fotografías de William Egglestone, fotógrafo único y coleccionista de cámaras compulsivo. Solo Leicas tiene más de trescientas... sí, no es un error, he dicho más de trescientas Leicas. Para muchos eso debe ser algo parecido al paraíso ¿no creen ustedes? En fin, que tengan un feliz domingo, amigos.


© William Eggleston

© William Eggleston

© William Eggleston

© William Eggleston


© William Eggleston

© William Eggleston

© William Eggleston

© William Eggleston

© William Eggleston

© William Eggleston

© William Eggleston

© William Eggleston

© William Eggleston

© William Eggleston

© William Eggleston

© William Eggleston

© William Eggleston

© William Eggleston

© William Eggleston

© William Eggleston

© William Eggleston

© William Eggleston

© William Eggleston

© William Eggleston

© William Eggleston


William Eggleston con una Leica en su mano...

...y unas cuantas leicas más de su fabulosa colección a sus pies.




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