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Palacio de Cristal. Parque del Retiro |
El poco estudiado (me parece a mí) fenómeno de la fotogenia tiene algo de misterio insondable que se antoja en ocasiones prejuicio, cuando no creencia rayana en la superstición. Pero la tozuda realidad es que si bien nadie se ha molestado en establecer una teoría mínimamente fundamentada sobre el tema, todo el que hace fotografía constata rápidamente que la cámara establece sobre los sujetos que capta sus propias e inexcrutables leyes, en ocasiones muy injustas, ninguneando tomas que de antemano nos parecían muy bellas mientras que por el contrario otras en principio más anodinas nos muestran una magia inesperada al revelarse.
Viene esta pequeña digresión a cuento porque estoy en total acuerdo con Ángeles Caso, prologuista del libro que nos ocupa cuando afirma que Madrid no es una ciudad especialmente fotogénica. Ciertamente quien conozca bien la urbe y su entorno sabe que hay algo en ellos que por lo general se escapa a la cámara. Es por ello, a mi juicio, aún más valorable el magnifico trabajo que Fernando Manso nos muestra en su exposición y el libro que la recoge, pues tomando la variedad y belleza de su luz como leit-motiv consigue enhebrar un hilo que aúna las imágenes de difícil disparidad que desfilan por esta obra: la ciudad cosmopolita, capital monumental y clásica frente al Madrid de ultramodernas construcciones o los increíbles parajes naturales a un paso tan solo de la capital. Y realmente lo consigue sin esfuerzo porque esta variedad de sujetos se convierte en realidad en un hermoso repertorio de situaciones lumínicas o como el propio autor las define "cambios de climatología": Madrid bajo la nieve, entre la bruma, bajo la luz del atardecer, después de la lluvia...
Detrás de la obra de Manso hay, además de un evidente perfeccionismo técnico, un riguroso método de trabajo que rehuye del diparo fácil que tan en boga está en estos días gracias al advenimiento de la tecnología digital. Contemplando las bellisimas imágenes de este libro, por cierto impecablemente editado, no es difícil imaginarse al autor detrás del trípode que soporta su impresionante cámara de película 12x10 (lo reconozco, la envidia me corroe), aguardando con paciencia infinita, como sólo un pescador veterano sabe aguardar, hasta que llegue la luz deseada, el momento justo de disparar el obturador. Dice el fotógrafo que su imagen del Palacio de Cristal le costó tres semanas de espera... el resultado demuestra que mereció la pena. Manso, que en ocasiones se ha definido como un pintor frustrado, nos dice en su libro que le gustaría que el espectador lo asociara con una forma de pintar con la luz en la fotografía. A mi humilde juicio lo consigue plenamente.
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Catedral de la Almudena |
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Embalse de Valmayor |
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Buitrago del Lozoya |
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Monasterio de San Lorenzo de El Escorial |
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Alcalá esquina Gran Vía |
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Vista panorámica de Madrid |
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Puerta de Alcalá. |
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Bosque de Finlandia, Rascafría. |
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Embalse de Pinilla |