domingo, 27 de octubre de 2013

Richard Avedon: retratos.

Richard Avedon: Maurizio Cattelan, artist, New York, 2004



"Todos actuamos. Es lo que hacemos continuamente, de una manera no intencional ni deliberada... Cuando posas para un fotógrafo, lo haces detrás de una sonrisa que no es tuya. Pero tienes rabia y hambre y estás vivo...  Lo que yo valoro es esa intensidad. Quiero hacer retratos tan intensos como las personas."
Richard Avedon

Richard Avedon, nacido de padre ruso en Nueva York en 1923, y fallecido en Texas en 2004, fue tal vez el fotógrafo de moda americano con más influencia y proyección durante el siglo XX, recordado no solo por sus creativas e innovadoras fotografías de moda sino también por sus admirables retratos, de una modernidad tal que en un primer momento (principio de los años cincuenta) debieron resultar incluso desconcertantes. Como otros tantos de los grandes de la fotografía de ese siglo su formación en este campo fue autodidacta y además, a diferencia de otros tantos, no provenía de otras disciplinas artísticas sino de estudiar filosofía en la Universidad de Columbia, tal vez ahí radique parte del secreto de su personalidad inconfundible.
Cuando el joven Avedon se cansó de la filosofía decidió ponerse a trabajar y en 1942 consiguió un empleo en la marina mercante, realizando las fotografías identificativas de los miembros de las tripulaciones. Su padre le regaló entonces una Rolleiflex de lentas gemelas (eso son padres, si señor... ) y con esa magnifica arma en las manos mas los cientos sino miles de marineros que pasaron por delante de su cámara nuestro hombre aprendió por sí mismo el arte del retrato fotográfico. Su vida cambió sin embargo cuando poco después conoció a Alexey Brodovitch y se apuntó a sus cursos en la New School for Social Research. Brodovitch, con quien compartía su origen ruso, ya era de aquella un importante fotógrafo que llegaría a director artístico de Harper's Bazzar, la revista de moda más importante de los Estados Unidos y distinguió pronto en el joven Avedon un talento innato para la fotografía, siendo en adelante su principal y decisivo mentor. Lo introdujo en el mundo de la prensa de moda y de hecho trabajó para él durante muchos años.
En 1959 la aparición de su libro de retratos "Observaciones" supuso un autentico bombazo en el mundo de la fotografía. Compuesto bajo la dirección del propio Brodovitch y con textos de Truman Capote, en él aparecían retratados los personajes más famosos e importantes de la sociedad norteamericana con una falta total de miramiento y un estilo crudo y directo que llamó la atención de todos y se constituyó inmediatamente en su particular sello artístico. "Sea usted indulgente conmigo" se dice que fue la petición que le hizo el propio Henry Kissinguer antes de ser fotografiado por Avedon. Y eso, viniendo del hombre en ese momento más influyente del planeta después del propio Presidente de los Estados Unidos, no son unas palabras cualquiera...
Los retratos de Avedon pueden incluso parecer sencillos pero no se deje engañar por las apariencias. Posando sobre un humilde fondo neutro, gris o blanco liso la mayoría de las veces, los retratados, figuras de proyección mundial, en la cima de la fama y normalmente dotados de un fortísimo carácter, nos muestran lo más profundo de su personalidad cuando no su cara oculta, en una especie de striptease psicológico. Su personal método era simple pero infalible, planificado casi como una estrategia militar: largas, cansadas y tediosas sesiones de horas de estudio hasta que el retratado, derrotado y exhausto física y anímicamente, cesaba inconscientemente de "actuar", de mostrar esa pose que todos (pero más que nadie los personajes públicos) nos creamos, para desvelar finalemente ante la cámara su personalidad más sincera. Y cuando esto no era suficiente, el maestro era capaz de recurrir a las argucias más diversas, algunas rayanas en la crueldad ocasional, por no decir sadismo. Es famosa la anécdota del retrato de los Duques de Windsor: inasequibles al cansancio los duques posaban una y otra vez mostrando su sonrisa estereotipada hasta que don Richard muy compungido les comunicó en un descanso de la sesión que el perrito preferido de los duques, al que querían como a un hijo, acababa de morir aplastado por un taxi (todo falso, claro) Vean el rostro de los duques y comprenderán la situación... En cualquier caso, el producto final de tanto esfuerzo y artificio engaña al espectador tan solo en una cosa: la aparente facilidad, frescura y espontaneidad de los resultado (como, por otra parte, suele ocurrir en toda obra artística de calidad),
Por hoy les propongo una selección de retratos de personajes famosos. Les aconsejo que se fijen en las fechas en que fueron realizados, porque así podrán captar cuan moderna y rompedora debió ser su factura en su momento, ya que son retratos que por su estilo podrían ser de antes de ayer mismo y no de hace más de medio siglo en algún caso. Otro día le dedicaremos un tiempo a sus retratos de personas anónimas y tal vez, aunque no es precisamente el género que a mi más me interese en lo personal, le dediquemos un post aparte a su fotografía de moda, sumamente original y atractiva. No me resisto de dejarles al final del post su imagen más famosa, Dovima con elefantes, de 1955. Pero por hoy concéntrense en disfrutar sus magníficos retratos.
Como siempre, les deseo un feliz domingo amigos.


Richard Avedon: Elizabeth Taylor, New York, 1954.

Richard Avedon: Marilyn Monroe, New York, 1957.

Richard Avedon: Marlon Brando, 1951.

Richard Avedon: Orson Welles, 1955

Richard Avedon: John Ford, Bel Air, California 1972.

Richard Avedon: Charles Chaplin, 1952.

Richard Avedon: retrato del matrimonio Kennedy para Harper's Bazaar, febrero de 1961.

El Duque y la Duquesa de Windsor, Waldorf Astoria, New York, 1957

Richard Avedon: Ana Magnani, New York, 1953.

Richard Avedon: Alfred Hitchcock, New York, 1956.

Ella Fitzgerald, cantante, New York, 1959

Richard Avedon: Ingrid Bergman, New York,1961.

Richard Avedon: Tilda Swinton,1993.

Richard Avedon: Judy Dench, London,1997.

Richard Avedon: La bailarina rusa Maya Plisetskaya,1962 

Richard Avedon: Maya Mikhailovna Plisetskaya, New York,1966.

Richard Avedon: Sofia Loren, New York, 1970.

Richard Avedon: Natassja Kinski, 1981.

Richard Avedon: Bob Dylan, Central Park, New York,1965.

Richard Avedon: Joan Baez, New York,1965.

Richard Avedon: Janis Joplin, Texas 1969.

Richard Avedon: Maria Callas, New York,1970.

Richard Avedon: Chet Baker, New York,1986.

Richard Avedon: Truman Capote, 1955.
Ezra Pound, poeta, Rutherford, New Jersey,1958

Richard Avedon: Andy Warhol, 1969.

Francis Bacon, pintor.  Paris, 11 de abril de 1979

Richard Avedon fotografiado en New York por Frank Horvat, 1963.

Y para finalizar puede que les interese el post sobre el impresionante trabajo que Richard Avedon desarrolló en el mundo de la moda:
Richard Avedon: Dovima with Elephants. Paris 1955.


sábado, 12 de octubre de 2013

Bruno Barbey: The Italians - Los italianos (1961-1966)

Bruno Barbey. The Italians. Palermo, Sicilia 1966.

Lo prometido es deuda y, como les anuncié en un anterior post dedicado a Bruno Barbey, hoy les propongo uno de mis libros de fotografía favoritos: The Italians (1961-1966) donde este magnífico fotógrafo francés de origen marroquí realiza al comienzo de su carrera, con una frescura, eficacia y madurez propia de un maestro consumado, un autentico alarde sobre como captar en una serie limitada de imágenes el espíritu vivo de una sociedad y un país en un momento crucial de su historia. Y si en el anterior post resaltábamos la obra de Barbey por su personal y brillante sentido del color, que dicho sea de paso muy pocos fotógrafos poseen, en esta ocasión no podemos sino alabar sin reservas el perfecto blanco y negro de este extraordinario fotorreportaje, que sería digno de ir firmado por el mismísimo Cartier-Bresson.
Italia en los años 60, o mejor dicho la sociedad italiana en esa década, constituye de por si un tema sumamente atractivo ya que, sin duda por la especial idiosincrasia de los habitantes de "la bota de Europa", su realidad reflejaba como ninguna otra el histórico momento de profundo cambio social tras la recuperación del dramático trauma que supuso la Segunda Guerra Mundial. La incipiente recuperación económica europea significó en los 60 que (una década después que en los Estados Unidos) la población llana alcanzase al fín un merecido respiro y comenzase a disfrutar no solo de una alimentación suficiente sino también de pequeños lujos consumistas que en aquel momento parecían enormes. Los que rondamos el medio siglo de existencia no necesitamos más explicación, lo vivimos en nuestra infancia también aquí en España. Qué les voy a contar que no sepan ustedes: los frenéticos viajes familiares en el Seat 600, la moto Vespa, la televisión en todas las casas, los guateques... Para los más jóvenes que no lo vivieron es sencillo de resumir: nuestros padres fueron una generación arrasada por la guerra, el hambre, las necesidades y el trabajo duro que en esos años comenzaban a levantar cabeza y se sentían tremendamente orgullosos de proporcionar a sus hijos una vida mejor. Dicho de otra forma, la clase media se recuperaba al fin tras la guerra y ponía píe con ilusión y entusiasmo casi infantil en la antesala del anunciado paraíso de la sociedad consumista y la modernidad (que como ya sabemos, a la larga no ha resultado ser tal paraíso, pero ese es otro tema). Caro que, por oto lado, estos primeros signos de bienestar no alcanzaban a todos y junto a ellos aún quedaban muchos restos de miseria y mendicidad en las calles. Estos contrastes y tensiones soterradas se trasladaban directamente a las calles ofreciéndonos un peculiar ambiente de ebullición social que concluiría al final de la década con el ya mítico mayo del 68 francés (del que Barbey tiene otro espectacular libro) y sus aledaños.
En este contexto general la sociedad italiana se nos muestra en este libro como un crisol variopinto, de una diversidad contradictoria y viveza extraordinaria. Un deslumbrante ecosistema habitado por las más variadas y dispares especies (monjas, prostitutas, rancias señoras de clase alta, mendigos, mafiosos, jóvenes a la moda, gamberros, carabinieri, familias de clase media, curas...) que el fotógrafo capta con memorable eficacia, convirtiendo este libro en un delicioso caleidoscopio humano, un ejemplo claro de lo que la fotografía puede ser. Y, sin duda, una joya preciada que debería estar en la biblioteca de todo amante de este hermoso arte, a pesar de que su precio, les aviso, no es ninguna ganga.
Por hoy no les aburro más. A los que tengan interés por saber más de la vida y milagros de Bruno Barbey les remito a mi anterior post, al que pueden acceder haciendo clic aquí. Por lo demás, como de costumbre. les deseo un feliz fin de semana amigos. Ciao a tutti.


Bruno Barbey. The Italians. Nápoles 1966. Niños con mendigo.

Bruno Barbey. The Italians. Palermo, Sicilia 1964.

Bruno Barbey. The Italians. Genoa, Liguria 1966.

Bruno Barbey. The Italians. Trastevere, Roma 1966.

Bruno Barbey. The Italians. Nápoles 1966.

Bruno Barbey. The Italians. Roma 1966.

Bruno Barbey. The Italians. Roma 1964.

Bruno Barbey. The Italians. La Toscana, 1966.

Bruno Barbey. The Italians. Milán 1966.

Bruno Barbey. The Italians. Roma 1966.

Bruno Barbey. The Italians. Roma 1966.

Bruno Barbey. The Italians. Milán 1966.

Bruno Barbey. The Italians. Milán 1966.

Bruno Barbey. The Italians. Roma 1964. Funeral del lider comunista Togliatti.

Bruno Barbey. The Italians. Roma 1964.

Bruno Barbey. The Italians. Florencia 1964.

Bruno Barbey. The Italians. Florencia 1964.

Bruno Barbey. The Italians. Florencia 1964.

Bruno Barbey. The Italians. Nápoles 1964.

Bruno Barbey. The Italians. La Toscania 1964.

Bruno Barbey. The Italians. Nápoles 1966.

Bruno Barbey. The Italians. Caltanisetta, Sicilia 1966.

Bruno Barbey. The Italians. Matera 1964.

Bruno Barbey. The Italians. Roma 1964.

Bruno Barbey. The Italians. Milán 1966.

Bruno Barbey. The Italians. Roma 1964.

Bruno Barbey. The Italians. Milán 1964.

Bruno Barbey. The Italians. Milán 1964. Ópera en La Scala.

Bruno Barbey. The Italians. Milán 1964. Ópera en La Scala.

Bruno Barbey. The Italians. Milán 1964.

Bruno Barbey. The Italians. Roma 1964.

Bruno Barbey. The Italians. Roma 1964.

Bruno Barbey. The Italians. Nápoles 1964.

Bruno Barbey. The Italians. Roma 1964.

Bruno Barbey. The Italians. Trapani, Sicilia 1964.

Bruno Barbey. The Italians. Emilia Romana, Delta del Po 1964.

Bruno Barbey. The Italians. Nápoles 1964.

Bruno Barbey. The Italians. Roma 1966.

Bruno Barbey. The Italians. Nápoles 1966.

Bruno Barbey. The Italians. Roma 1966.

Bruno Barbey. The Italians. Calabria 1966.


Harry N. Abrams. Editions (2002)