domingo, 30 de septiembre de 2012

Reflejo


Me siguen resultando increíbles las fotografías que se pueden obtener con la luz de la luna llena gracias a la técnica de exposición larga (long exposure), o sea, abrir el obturador en modo manual y dejarlo así durante segundos, minutos o incluso horas. Vaya por delante que la edición de esta toma es mínima (el encuadre cuadrado) y que en cuanto a luz, color y foco la ofrezco prácticamente igual que la salida raw de la cámara. Aclarado esto, una imagen así no es posible con luz diurna por varios motivos, a destacar: las sutiles sombras y colores que ofrece la luz de la luna, que son muy diferentes de los bruscos volúmenes que se producen  bajo la luz directa del sol. Por otro lado la nitidez del reflejo en el agua, casi como un espejo, es muy difícil, por no decir imposible, a pleno día. Y por último un pequeño detalle, no sin importancia: no tendríamos esas bonitas lineas en el cielo producidas por las estrellas, que nos recuerdan que viajamos por el espacio a bordo de un pequeño planeta a velocidad de vértigo. Fíjense la pequeña estela que forman en tan solo cinco minutos. Si es que vamos como locos... Carpe diem, amigos.

Y aquí pueden ver la siguiente fotografía que obtuve al darme la vuelta y otras exposiciones largas:



miércoles, 26 de septiembre de 2012

Chema Madoz. Poesía visual: Nuevas Gregerías y Fotopoemario

Chema Madoz. Poesía visual. Ediciones LA FÁBRICA


Bajo el acertado título de "Poesía visual" La Fábrica ha reunido en un pequeño cajón dos deliciosos libros del fotógrafo Chema Madoz, a saber: Nuevas greguerías, con el texto de Ramón Gómez de la Serna y Fotopoemario, con poemas de Joan Brossa.
El madrileño Chema Madoz, premio nacional de fotografía en el año 2000 y primer fotógrafo vivo al que el Reina Sofía dedicó una retrospectiva ha venido centrando su quehacer creativo desde hace ya años en el mundo de los objetos. Objetos que retratados magníficamente por su cámara Hasselblad transforman la realidad aparente para hacer surgir nuevas y sorprendentes lecturas no exentas de ironía y poesía, auténticas metáforas visuales. Humor más metáfora, que es exactamente como definía Ramón Gómez de la Serna la gregería. No es de extrañar pues que en este libro se produzca un diálogo en perfecta sintonía entre imágenes y texto. Sintonía perfecta que se produce igualmente con los poemas de Joan Brossa pues, como señala Gloria Bordóns, de la Fundació Joan Brossa, "ambos utilizan los mismos recursos: la transformación, el emparejamiento absurdo y la ironía, en un juego reflexivo que denota una mirada crítica sobre la sociedad". A la postre, todo un regalo para nuestros ojos.












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domingo, 23 de septiembre de 2012

Luna llena


La fotografía nocturna tiene un punto de aventura que atrapa al instante al que la hace. Cuando digo aventura me refiero al aspecto fotográfico fundamentalmente, aunque no se crean, eso de andar a la caza de imágenes en absoluta soledad, linterna en mano y merodeando por sitios que durante el día pueden estar atiborrados de gente (como el caso de esta playa) tiene su aquel. Pero el encanto en que yo estaba pensando es otro y es que la fotografía nocturna nos devuelve en algún modo a los orígenes, por el sencillo motivo de que al ser una práctica muy minoritaria los fabricantes de cámaras no piensan en absoluto en ella. El resultado: ninguno de los automatismos funcionan. El enfoque no funciona, el exposímetro está de adorno, hay que disparar en bulb (o sea, calcular el tiempo de disparo uno mismo y abrir y cerrar el obturador manualmente), la batería que normalmente nos dura días sino semanas puede irse al garete en plena exposición y así todo... Y luego están las sorpresas o "apariciones": efectos ópticos inesperados que se producen espontáneamente dentro del objetivo (llamados destellos o, nombre que me gusta mucho más, artefactos), efectos de color incontrolables que dependen de la temperatura, que afecta sobremanera al sensor y, lo mejor de todo, las apariciones físicas que hacen, una vez más, buena la ley de Murphy. Para ejemplo de esto último esta toma. Estuve en esa playa absolutamente solo alrededor de dos hora y media, tomando fotografías del mar y los acantilados iluminados por la luna llena cuando al mirar a mis espaldas vi que se formaba este hermoso reflejo sobre la charca. Así que dí la vuelta a la cámara, calculé los minutos de exposición y justo acababa de abrir el obturador cuando va y aparece con sus brillantes faros el único coche que ví en toda la noche. Increíble pero cierto. Pueden ver la bonita estela roja que dejaron sus luces traseras en el camino que bordea el arenal y los destellos de los faros en la parte derecha. Si llego a planificarlo les aseguro que a estas horas estaría todavía detrás del trípode esperando...

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viernes, 14 de septiembre de 2012

Todd Hido. Fotógrafos en la red #2

Todd Hido. Night roaming.

La obra del norteamericano Todd Hido es, dentro del cada vez más confuso y tantas veces desconcertante panorama de la fotografía contemporánea de esas que le reconcilian a uno con la fe en el futuro de este arte. Nacido en Ohio en 1968, pero afincado en San Francisco, sus fotografías recrean un particular mundo visual que a su peculiar manera se puede considerar heredero de Alfred Stieglitz y el pictoricismo de principios del siglo XX, cuando no de influencias pictóricas directas como la del mismísimo Edward Hopper. Su temática más recurrente son las vistas nocturnas de los suburbios americanos (recuérdese que en la cultura anglosajona la palabra suburbio carece de connotaciones peyorativas), solitarios retratos femeninos en sórdidas habitaciones de motel y atmosféricas instantáneas obtenidas desde el otro lado de un vidrio (la mayor parte de las veces desde dentro de un automóvil) que nos muestran desolados paisajes y evocadoras escenas de lluvia y soledad al borde de la carretera. Con estos mimbres se teje una iconografía de factura formal acentuadamente americana y contemporánea que a su vez se emparenta con lo mejor de su tradición. Así, con cada una de sus imágenes Todd Hido nos demuestra que el lenguaje de la fotografía sigue tan vivo como siempre y que más allá del fotorreportaje de actualidad es posible seguir aportando a un enfoque plenamente contemporáneo notas de calidad y personalidad propias. Su sitio web es, dentro de su clave formalmente austera, de los que merecen la pena ser visitados. Vean las fotografías de este post y si les atraen, entonces dense un paseo por él.
La dirección es:  http://www.toddhido.com/


Todd Hido. Serie Portraits
Todd Hido. Serie Portraits
Todd Hido. House hunting 1999
Todd Hido. House hunting 1999
Todd Hido. Night roaming.
Todd Hido. Rain
Todd Hido. Rain

domingo, 9 de septiembre de 2012

Edward Weston. Icons

Edward Weston. Icons, ed. Taschen

Para muchos el gran maestro de la fotografía americana, Edward Weston fue sin duda uno de los más grandes fotógrafos del siglo XX a quien todos debemos una nueva forma de ver este arte. Nacido en Chicago en 1886, siempre tuvo claro lo que quería hacer desde que a los dieciséis años le regalaron su primera cámara y a diferencia de otros nunca le interesó hacer otra cosa que no fuera la fotografía. Se inició como autodidacta en los años en los que el pictoricismo hacía furor, componiendo en este estilo que hizo propio primorosos paisajes, bodegones y retratos sin saber que, con el paso del tiempo, su propia obra sería clave para superar el concepto de lo pictórico en fotografía.
Las mujeres tuvieron un papel decisivo en la vida de Weston. Cuando con apenas 20 años se enamoró perdidamente decidió que, ya que no quería hacer otra cosa más que fotografiar, debía convertir su pasión en su medio de vida. Se casó y se estableció a las afueras de Los Ángeles abriendo un pequeño estudio de fotografía. Gracias a su increíble intuición compositiva y su habilidad para convertir las amaneradas poses de la época en naturales a la vez que atrayentes y frescas, obtuvo un precoz éxito comercial como retratista y una incipiente posición social. Sin embargo, tal vez Weston no hubiera pasado de ser un modesto fotógrafo de renombre local si no se hubiera cruzado en su camino Margrethe Mather, otra fotógrafa con la que mantuvo una prolongada relación artística y sentimental. Margrethe, aunque de evidente menor talento creativo poseía un gran carácter y fue la responsable de introducir al joven Edward en los círculos artísticos de la ciudad, además de imbuir en su cabeza la entonces singular idea de que un fotógrafo podía llegar a ser un artista de primera categoría, no inferior a un pintor, escultor o poeta. Esto que ahora nos parece evidente, no lo era tanto a principios del siglo pasado. Comenzó a ensayar nuevas formas de representación, temas y tratamientos de la imagen y se presentó pleno de ilusiones y con un primoroso portafolio ante Alfred Stieglitz, el gran gurú de la fotografía americana del momento, quien más allá de algunas buenas palabras no hizo más que despachar al joven aspirante con un condescendiente beneplácito no exento de crueles críticas. Los genios son así, cuando se tropiezan suelen tener tendencia a destrozarse. Pero Weston, de quien nadie podría decir que carecia de empuje y entusiasmo, encaró las críticas del maestro como positivos consejos y volvió a California con renovados ánimos. Ánimos que se vieron muy pronto acrecentados cuando otra tremenda mujer cambió su vida: la joven y bellisima Tina Modotti.
Por entonces rutilante actriz de cine mudo, Tina Modotti, actriz, modelo, fotógrafa, activista política, peligrosa revolucionaria y quién sabe cuantas cosas más, bien hubiera podido ser junto a Warren Beaty la protagonista real de Rojos. Tina consiguió lo que Margrethe no pudo en doce años de relación: que Weston rompiera definitivamenrte con su matrimonio, su familia, su colaboradora-amante y por ende con los últimos lazos que le unían a su convencional forma de vida. Con Tina se instaló en Méjico y formó parte clave de una de las leyendas de la cultura americana del siglo XX, la del grupo de la vanguardia artística norteamericana que eludiendo la influencia europea entabló una singular relación artística e ideológica con los "estridentistas" mejicanos: Diego Rivera, Frida Kalho, Manuel Álvarez Bravo, Nahui Ollin... El paso por ese país supuso para su obra un punto de no retorno que lo situó en punta de lanza de aquellos que realmente hicieron avanzar el arte de la fotografía, más allá incluso de los consabidos vanguardistas europeos que en aquel entonces copaban el reconocimiento oficial. 
De vuelta en California en 1932, fue junto a Anselm Adams, Paul Strand e Imogen Cunningham cofundador del Grupo f/64 que propugnaba un nuevo enfoque de la fotografía, el realismo directo (nueva objetividad se llamó en Europa) en contraposición al pictorialismo y de las experimentaciones vanguardistas europeas. Características de este grupo fueron: el uso de las cámaras de gran formato, luz natural, enfoque y profundidad de campo máximas e innovadores procedimientos para obtener copias con el mayor grado de fidelidad al sujeto mostrando un increíble rango de grises que desvelaban luces hasta en las sombras más profundas. Los objetos, edificios, paisajes, desnudos... se representan en primer plano, de forma directa y sin elementos accesorios que distraigan la atención del espectador. Este estilo ha tenido una influencia tan decisiva en toda la fotografía posterior que es difícil que nosotros ahora podamos comprender la enorme innovación que en su momento supuso.
Pero más allá de los someros apuntes biográficos y técnicos que nos ayudan ciertamente a entender el contexto en el que se desenvolvía, hablar extensamente sobre la obra de Edward Weston constituye en sí mismo un difícil ejercicio que bordea el peligro permanente de comenzar a enunciar obviedades o lo que es peor vacuidades pedantes.  Personalmente me quedo con lo que sobre él escribió otro genio de la fotografía, su amigo Anselm Adams:
"A diferencia de tantos fotógrafos de hoy, Edward Weston nunca habló sobre su propia obra. Para él, como para la mayoría de nosotros, su obra es simplemente la afirmación del hombre y de su arte. Respecto a su trabajo artístico, Edward estaba completamente seguro de sí mismo; no necesitaba ninguna explicación, justificación ni interpretación. Las estupideces que se decían y escribían sobre él le daban risa, aunque toleraba que algunas personas sintieran la necesidad de llegar a la verdad a través de complejas disgresiones y escurridizos análisis intelectuales. Frecuentemente comentaba: Bueno, si eso es lo que significa para él, a mi no me importa.
Como Edward, también yo prefiero abstenerme de dar definiciones de su obra creativa. ¿Quién puede hablar o escribir sobre las Partitas de Bach? Se pueden tocar o escuchar; solo existen en el mundo de la música. Del mismo modo, las fotografías de Edward solo existen como originales o (en  ocasiones) en forma de buenas reproducciones. Observad esas fotos, miradlas atentamente y observaos a vosotros mismos, no crítica ni despectivamente, ni con un sentimiento de inferioridad. Quizá la obra de Weston os enseñe a descubrir lo bueno que en realidad sois... o que podéis llegar a ser. Eso es lo que deseaba Edward."
(Revista "Infinity", febrero de 1964.)
Armco. Steel. Ohio, 1922.

Washbowl, 1925

Tina on the Azotea, 1923

Tina on the Azotea II, 1923

Plaster Works. Los Angeles, 1925
Nude, 1925

Shell, 1927


Shell, 1927


Nautillus, 1927


Nude, 1927


Eggplant (berenjena), 1929


Nude, 1934


Nude, 1934


Nude. Oceano, 1936
Nude. Oceano, 1936


Nude, 1936


Pepper nº 30. 1930


Dunas. Oceano, 1936


Dunas. Oceano, 1936


Locomotive in Santa Fé, 1941

Edward Weston fotografiado en 1924 por Tina Modotti.

sábado, 8 de septiembre de 2012

A color #15. Últimos dias

Últimos días de playa, claro está. Ahora que se han ido los veraneantes y estamos ya trabajando llega el verano a Coruña... y todos los años igual. Dios mío dame paciencia.
Playa de Barrañán. Arteixo, A Coruña.
Jesús Risueño - Fotografía. 2012.