domingo, 24 de junio de 2012

José Robés: Poeta en Nueva York (Cita en Manhattan)


La editorial Lunwerg, en colaboración con la Fundación Federico García Lorca,  publicó en 2011 Poeta en Nueva York- Cita en Manhattan, un exquisito libro que recoge el famoso  poemario de García Lorca en edición bilingüe español-inglés conjuntamente con una selección de fotografías de José Robés pertenecientes a su exposición "Manhattan... cita con Lorca". Nada diremos aquí, Dios nos libre, sobre las poesías de Lorca, ni es el lugar ni nos atreveríamos. Pero sí podemos aventurarnos a comentar algo sobre las imágenes que las ilustran en este caso.
En primer lugar el propio fotógrafo, que se declara admirador apasionado de la obra del poeta, reconoce que sería pretencioso buscar en cada imagen una interpretación visual de los poemas de Lorca y señala que sí fue su intención buscar una fusión entre poesía y fotografía en un sentido global, respetando la personalidad propia de cada mirada. A un tiempo de esto señala que la ciudad que conoció el poeta allá en 1930 sigue siendo hoy prácticamente la misma que él retrata porque, a su juicio, esta es la ciudad que menos ha cambiado del planeta en estas largas décadas. Y en esto lo siento pero no estamos de acuerdo... El propio Lorca definió Nueva York con las palabras geometría y angustia. Si bien es cierto que la geometría de la urbe persiste intacta, o al menos poco alterada en su esencia, la angustia o cualquier otra emoción colectiva que esta pueda respirar es muy, muy diferente en la actualidad. Y eso se traduce a las claras, fuere su intención o no, en las fotografías de Robés.
Federico García Lorca vivió en Nueva York de junio de 1929 a marzo de 1930, o sea que asistió en directo, desde el mismo epicentro de la hecatombe, al impacto que sobre la sociedad americana provocó el crack bursátil del 29 y la consiguiente crisis letal que afecto al sistema capitalista americano durante años. Si a eso añadimos la naturaleza e ideología del poeta, tan contrarias al mecanicismo y la industrialización capitalista, es fácil comprender el rechazo profundo que se produjo en lo más hondo y que se traducen en estos poemas que lejos de cantar las alabanzas de la bella geometría de su arquitectura gritan a las claras las injusticias, discriminación y alienación humana que en su seno se producen. Lorca no habla, por ejemplo, de "los negros" desde la fascinación del multiculturalismo sino desde el rechazo a la discriminación racial.
José Robés por su parte tomó las fotografías que componen esta colección en 2001, justo unos meses antes del derribo de las Torres Gemelas, o sea cuando la ciudad, ajena a la tragedia que se avecinaba, vivía sus momentos más álgidos de plenitud y optimismo y eso se nota en las imágenes. Por ello podemos decir que la mirada del fotógrafo más que acompañar a la del poeta la complementa, y entendido así el libro es un acierto. Las fotografías de Robés, de un blanco y negro denso, profundo y técnicamente impecable respiran por encima de todo una estética depurada que domina en su conjunto imponiéndose a los ligeros atisbos de denuncia social que se apuntan tan solo en alguna de las instantáneas. Varias de sus tomas pueden parecer, a mi humilde juicio, tópicas en exceso pero en otras encontramos hallazgos personales dignos de elogio. Y, por supuesto, en su conjunto la calidad fotográfica está asegurada. Vean y juzguen ustedes mismos.

 











 

domingo, 17 de junio de 2012

Sebastiao Salgado: AFRICA


La obra de Sebastiao Salgado es de las que cortan el aliento. Los que hemos tenido la suerte de contemplar sus positivados de gran formato, de un blanco y negro rotundo, sin concesiones, rico en texturas y contrastes no los olvidamos ya nunca más. Yo al menos recordare siempre la primera vez que acudí a una exposición de su obra, en la que por cierto figuraban varias de las fotografías que componen este libro. Sus imágenes desgarradoras y a un tiempo bellisimas impactan de tal forma que diríase que hay que estar ciego para no sentir la más profunda de las emociones ante ellas. Fotorreportero y trotamundos incansable Sebastiao Salgado lleva décadas ejerciendo el oficio de testigo, desde luego no mudo, de los devastadores efectos de la guerra, las hambrunas, situaciones extremas de explotación o abandono... que traduce a fotografías de una impresionante factura y enorme belleza plástica que, tal vez por contraste con lo descarnado de su contenido, nos conmueve aún más y grita a los cuatro vientos que este es un medio de expresión único.
La editorial Taschen ha publicado un libro con una selección de imágenes tomadas en África a un precio más que razonable que en mi opinión no debería faltar en la biblioteca de ningún amante de la fotografía. Recojo la reseña de la propia editorial:

Sebastião Salgado es uno de los fotoperiodistas en activo más respetados del mundo gracias a una reputación forjada por décadas de dedicación y poderosas imágenes en blanco y negro de gente desconsolada tomadas en lugares a los que la mayoría no se hubiera atrevido a ir. Aunque haya fotografiado todo el globo, su obra se centra principalmente en África, donde ha realizado más de 40 reportajes a lo largo de 30 años. Desde las tribus Dinka en Sudán y los Himba de Namibia hasta gorilas y volcanes en la región de los Lagos o personas desplazadas en todo el continente, Salgado nos muestra todas las facetas de la vida africana actual. Sabe cómo captar con exactitud la esencia de un momento y sus imágenes nos enseñan con arte las consecuencias desastrosas de la guerra, la pobreza, la enfermedad y las condiciones climáticas adversas. Este libro contundente reúne las fotos de Salgado en tres partes: la primera se centra en la zona sur del continente (Mozambique, Malawi, Angola, Zimbabwe, Sudáfrica y Namibia), la segunda en la región de los Grandes Lagos (Congo, Ruanda, Burundi, Uganda, Tanzania y Kenia) y la tercera en la región subsahariana (Burkina Faso, Mali, Sudán, Somalia, Chad, Mauritania, Senegal y Etiopía). Los textos son proporcionados por el renombrado novelista de Mozambique Mia Couto, que describe cómo el África actual refleja las consecuencias de la colonización, así como los efectos de las crisis económicas, sociales y medioambientales.

Grupo Dinka en el campamento ganadero de Pagarau. Sur de Sudán, 2006

Éxodo de aldeanos entre Tokar y Kanora, en busca de un campo de refugiados. Región del Mar Rojo, Sudán, 1985

Cebras en el valle del río Hoanib. Namibia, 2005

Una mujer desnutrida y deshidratada espera su turno en el hospital de Gourma Rharous. Malí, 1985

Valle del Kunene, frontera entre Angola y Namibia, 2005

Dunas del desierto. Namibia 2005

Dunas del desierto. Namibia 2005

El campo de Kibeho para refugiados de la etnia hutu. Ruanda 1995

Familia de refugiados en el campo de Wad Sherifay. Sudán, 1985

Niños que huyen del Sudán a Kenia para no combatir en la guerra civil. 1993

Escuela de niñas en Jamame. Somalia, 2001

Region of Lake Fagulbine, Mali 1985

Tea plantation, Rwanda 1991

Madre e hija en el campamento Korem, Etiopía, 1984

Joven Dinka en el  Kolkuei Cattle Camp, Sudan, 2006

Mujer Himba, Kaokoland, Namibia, 2005







viernes, 15 de junio de 2012

A color #9: Watercolour


Es pictorialismo puro y duro, lo sé. Pero los atardeceres de estos parajes marinos en la primavera tardía, cuando los dias empiezan a alcanzar su mayor duración siguen, después de tantos años, maravillandome. Basta dejar la cámara sobre su trípode mientras el sol se oculta tras el océano para descubrir una sorprendente luz y colores que a veces escapan en sus finos matices al ojo humano. Me recuerdan de forma persistente a las magistrales acuarelas que Turner tomaba como apuntes en sus cuadernos de viaje. Quién las ha visto al natural no las olvida nunca, lo mismo que estos atardeceres.

sábado, 9 de junio de 2012

martes, 5 de junio de 2012

A color #7: Como en un resplandor


Islas de San Pedro. Océano Atlántico, A Coruña. Jesús Risueño - fotografía - 2012.